Hay ocasiones en que ves a alguien, le saludas preguntando “¿Cómo estás?” y esa persona no te responde a esa pregunta o te dice otra cosa. Esa persona va en automático por la vida y no se dio cuenta que le hiciste una pregunta.
Si no, vas caminando, te cruzas con otra persona (desconocida) y le dices “buenos días” al pasarle por el lado. Y esa persona: 1) te ignora, o 2) te mira raro.
¿Serás tú, que hablas muy bajito? ¿Será la otra persona que tiene problemas de audición?
En muchas ocasiones, el ajoro de la vida nos hace ignorar las buenas costumbres como saludar, decir gracias, buen provecho, buenas tardes; aún cuando se digan hacia personas desconocidas. Lo digo porque me ha pasado, yo saludo y pregunto cómo estás y la otra persona me sale hablando de otra cosa sin percatarse de que el cómo estás fue una pregunta, no un pie forza’o para hablar.
En otros momentos en que estoy en las tiendas, por ejemplo, al pagar le doy las gracias al (la) cajero(a). Me pasa que: 1) se le ve en la cara que sale del automático para mostrar cortesía también, 2) se pasma que le salga agradable y no le ignore luego de pagar, como si el cajero fuera un dibujo en la pared. En la mayoría de las ocasiones me sonríe de vuelta.
Marca tú la diferencia
Te propongo que tan pronto leas este post, cuando veas a otra persona la saludes. Pero ¡de verdad! Pregunta “¿cómo estás?” con la conciencia de esperar una respuesta genuina. Di “buen provecho” mirando a la otra persona a los ojos. Da las gracias con una sonrisa de verdad. Te aseguro que la respuesta será positiva.