Este es otro de los cuentos clásicos reinventados por muá, payasa Agapita y la colaboración del payaso Che-ché. Esta es la historia de Blanca Nieves.
En una islita lejana en el Caribe vivía una niña muy linda llamada Blanca Nieves, hija del señor Nieves. La niña tenía una vecina que era muy vanidosa. La llamaban la reina porque había ganado los últimos diez concursos anuales de belleza.

Esa vecina, la reina, se pasaba observándose frente al espejo, y le preguntaba a éste:
– Espejito, espejito, ¿quién es la más bella?
Y, pues, el espejo respondía:
– Tu eres la más hermosa de todas las mujeres.
Un día, la reina decidió remodelar su casa y guardó el espejo porque tenía un diseño passé. Así fueron pasando los años, y no en vano. Blanca Nieves creció, convirtiéndose en una hermosa joven. Y la reina, todo lo contrario: en su rostro aparecieron las arrugas y las patas de gallina. Hacía tiempo que la reina no le preguntaba al espejo, hasta un día en que lo encontró mientras limpiaba la casa. Le volvió a preguntar:
– Espejito, espejito, ¿quién es la más bella?
Pero esta vez el espejo respondió:
– Blanca Nieves es la más hermosa de todas las mujeres.
En mal momento escuchó la respuesta del espejo, pues el concurso de belleza anual se celebraría pronto en el pueblo y la reina recibiría un reconocimiento por ganar durante los últimos 25 años.
Entonces la reina, llena de ira y de envidia, se puso a hacer maldades a su vecina. Le tiraba huevos a su casa, le ponía música en alto volumen todos los días y mandó a hacer cruzacalles con burlas a Blanca Nieves. A Blanca Nieves no le costó más remedio que mudarse.
-“Perfecto”- pensó la reina. -“Si Blanca Nieves ya no está en el pueblo, yo seguiré siendo la más linda y me llevaré la corona otra vez”.-
Lo que no sabía ella es que la mudanza no fue para otro pueblo. Blanca Nieves se mudó para otro barrio. ¿Para qué irse lejos?

Mientras se mudaba a su nuevo hogar, sus nuevos vecinos, siete enanos, la ayudaron a completar la mudanza y la invitaron a un café. Ella entró a su casa y descubrió que los muebles eran pequeñísimos. Sobre la mesa había siete platitos con sus respectivos cubiertos diminutos. Tan pequeño era todo lo que había en la casa, que cuando le sirvieron el café, Blanca Nieves pensó que era un pocillo mientras los enanos consideraban que era una taza grande.
Ella les contó su historia sobre la vecina reina y los malos ratos que pasó. Los enanitos le suplicaron que se quedase en este nuevo hogar y Blanca Nieves se alegró mucho de tener vecinos como ellos.
Por otro lado, en el antiguo barrio, la reina estaba confiada de que Blanca Nieves estaba fuera del pueblo y volvió a preguntar al espejo:
– Espejito, espejito, ¿quién es la más bella de este pueblo?
Para su sorpresa, el espejo respondió:
– Sigue siendo Blanca Nieves, que ahora vive en otro barrio.
Furiosa y vengativa como era, la vecina se disfrazó de viejita (ya que por su edad no se podía disfrazar de niña) y fue al sector donde vivían los enanitos. Allá Blanca Nieves estaba sola porque los enanitos se habían ido a trabajar. La reina en su disfraz ofreció a la joven un bizcocho envenenado dizque para recaudar fondos para una égida. Como Blanca Nieves tenía un corazón tan noble, le compró el bizcocho. Al meterle el primer mordizco se cayó desmayada en el balcón.
A la tarde, cuando los enanitos regresaron de trabajar, encontraron a Blanca Nieves tirada en el piso con el bizcocho en la mano. Como observación, el bizcocho no tenía ni una hormiga cerca. Los enanos pensaron que Blanca Nieves había estirado la pata, y como todos consideraban que ella era la más bonita, que hicieron una urna de cristal para velarla allí en el barrio y que todos vieran su hermosura por última vez.
Al día siguiente suspendieron el concurso de belleza para que la gente de todo el pueblo fuera a darle el último adiós a Blanca Nieves. Entre ellos, llegó un joven que había estudiado con Blanca Nieves y siempre había estado enamorado de ella pero nunca se lo había dicho. Pensando que había perdido su oportunidad con Blanca Nieves, comenzó a llorar encima del ataúd hasta que una de sus lágrimas llegó a ella y la despertó. Esa lágrima rompió el hechizo de la reina malvada.

Cuando vieron que Blanca Nieves despertó, la mitad de la gente se asustó y salió corriendo. Los que quedaron celebraron que ella estaba bien. El joven aprovechó ese momento para declarársele y todo el pueblo acordó realizar el concurso de belleza allí donde estaban y declarar a Blanca Nieves la nueva reina.
Blanca Nieves se alegró un montón, se hizo novia del chico enamorado, los enanitos montaron su propia empresa como promotores de belleza y modelos (buscadores de talentos) y todos vivieron felices para siempre.
Post data: La ex-reina mala se mudó a Isla de Cabra, donde era la única residente de la isla. Así todos los años organizaba su propio concurso de belleza donde ella ganaba por falta de participantes.
FIN