Yo tengo una abuela más que particular. Sus historias son la envidia de cualquier sit-com y sus consejos son buenos… y cómicos. Decidí finalizar el título con el número 1 porque tengo por seguro continuar compartiendo sus relatos.
Hoy hablé con ella. La llamé para sorprenderla con una buena noticia pero ella me sorprendió a mi cuando me hizo el relato de su visita al dentista. Cualquiera diría que es familia de Mr. Bean.
Me cuenta que la semana pasada andaba con un dolor de muelas increíble. Fue al dentista pero como no la pudo atender, decidió buscar a otro pues el dolor no podía esperar tres días más (era fin de semana largo). Llegó a la siguiente oficina, en la cual aunque estaba llena, la pudieron atender. Fue el último turno, pero con la tranquilidad de saber que de ese día no pasaba.
La llamaron, la atendieron, le trabajaron alrededor de la boca… hasta que ella sintió que le trabajaban en el lado contrario al que le había estado doliendo. Comenzó a tratar de hablar, pero como le estaban trasteando la boca, no pudo. Ni con lenguaje de señas pudo explicarse. Cuando al fin le dan un vaso con enjuague bucal es cuando logra decir que el dolor era en una muela al otro lado de la boca.
El alivio: resulta que sí le chequearon esa muela, pero como era algo sencillo, terminó rápido y el dentista decidió seguir en otro diente al otro lado. Uffff, pero ¿cuánto tiempo habría estado ella con el susto de la muela equivocada?
Salió, pagó el deducible y como estaban por cerrar la oficina, ella aprovechó para ir al baño. Cuando sale, ve las luces apagadas. Llega hasta la puerta y ve que desde afuera hay un candado… puesto y cerrado. Saca el celular para llamar a abuelo quien debía estar en algún lugar cercano tomando café, pero no tiene señal. En toda la oficina no hay señal, la puerta con candado puesto y ella con la bobera de la anestesia que aún quedaba en su boca. 2:00 de la tarde del sábado de un fin de semana largo…
Hasta que regresó una muchacha de la oficina a quien se le había quedado algo. Mi abuela me cuenta que la muchacha, cuando la vió adentro de la oficina encerrada, no podía creerlo ni salía de su asombro.
Abuela me contó que salió como cuando tienen a un pajarito en una jaula y le dejan salir. Qué bonito, libre, al fin.
¿Le ha pasado algo curioso a alguno de tus abuelos? Cuéntame!
UPDATE: Otra historia de abuela:
Historias de mi abuela 2: En la funeraria